Los juntapapeles parten esa piedra de luz. Regalan los pedacitos a todos los vecinos. Quien se frota la piel, brilla en la noche. El pobrerío, súbitamente rico de luz, esta de fiesta.
Al día siguiente, los juntapapeles vomitan. Han comido mango con coco; ¿sera por eso? Pero todo el barrio vomito, y todos se hinchan y arden. La luz azul quema y devora y mata; se disemina llevada por el viento, la lluvia, las moscas y los pajaritos.
Fue una de la mayores catástrofes nucleares de la historia. Muchos murieron, y muchos mas quedaron por siempre jodidos. En aquel barrio de los suburbios de Goiania nadie sabia lo que significaba la palabra radioactividad, y nadie había odio hablar jamás del Cesio 137. Chernobyl resuena cada día en las orejas del mundo. De Goiania, nunca mas se supo. En 1992 Cuba recibió a los enfermos de Goiania, y les dio tratamiento medico gratuito. Tampoco este hecho tuvo la menor repercusión, a pesar que las fabricas universales de la opinión publica siempre están, como se sabe, muy preocupados por Cuba.
Un mes después de la tragedia, el jefe de la policía federal en Goias, declaro:
-la situación es absurda. No existe ningún responsable por el control de la radioactividad que se usa con fines medicinales.
Eduardo Galeano