En una época no muy lejana (no soy tan viejo como para que algunas cosas me parezcan lejanas) la frase “Noches de Bohemia” simbolizaba mi estado con la vida, la manera de afrontarla. La Noche era el refugio, era mi refugio y el de tantos otros que, como yo, la noche, la oscura noche, la solitaria noche, era el mejor reflejo del alma. Fueron, quizás, momentos negros donde no se distinguía bien el sinuoso camino por recorrer; camino aquel que todavía no sé si es el correcto, pero al fin, es un camino.

Bohemia es una palabra que tiene muchísimos significados de los cuales me identifico con poquísimos. Bohemia es más que nada la sustancia; toda noche consiste en algo.

Como un mal hábito, como esos vicios de temprana edad, de esos que son difíciles de deshacerse, vengo arrastrando, en pesada carga, esta frase “Noches de Bohemia” como un distintivo que me pertenece, que me es propio, pero a la vez, remoto, incierto y miserable.

jueves, 10 de marzo de 2011

Sus maestros calumnian la naturaleza: la injusticia, dicen, es ley natural. Milton Friedman habla de la tasa natural de desempleo.

Eduardo Galeano

Lo que escribió Galeano, en los años setenta, su afán por denunciar lo denunciable: la injusticia como algo natural; sigue vigente en nuestro días, en este siglo XXI, ya que las condiciones sociales en las que Galeano forjó su crítica, son tan actuales como en aquellos años. No he vivido inmerso en otro sistema que no sea éste: El de los pocos que mucho tienen, y los muchos que no tienen nada, pero no creo , como muchos otros creen, que esta ideología impuesta, basada en lo “natural”, sea la que “mejor le quedé al ser humano”