En una época no muy lejana (no soy tan viejo como para que algunas cosas me parezcan lejanas) la frase “Noches de Bohemia” simbolizaba mi estado con la vida, la manera de afrontarla. La Noche era el refugio, era mi refugio y el de tantos otros que, como yo, la noche, la oscura noche, la solitaria noche, era el mejor reflejo del alma. Fueron, quizás, momentos negros donde no se distinguía bien el sinuoso camino por recorrer; camino aquel que todavía no sé si es el correcto, pero al fin, es un camino.

Bohemia es una palabra que tiene muchísimos significados de los cuales me identifico con poquísimos. Bohemia es más que nada la sustancia; toda noche consiste en algo.

Como un mal hábito, como esos vicios de temprana edad, de esos que son difíciles de deshacerse, vengo arrastrando, en pesada carga, esta frase “Noches de Bohemia” como un distintivo que me pertenece, que me es propio, pero a la vez, remoto, incierto y miserable.

jueves, 11 de marzo de 2010

Lost...


La lluvia caía a raudales. La espesa jungla se interponía en su camino. Sus movimientos eran torpes a causa de los charcos profundos y los arbustos espinosos. El ruido de la lluvia cayendo sobre toda la selva era ensordecedor, pero Jack conseguía distinguir voces y ecos lejanos provenientes de la cima de la montaña. La visión era borrosa, gris a lo lejos; la cima estaba atenuada, un vapor lo rodeaba todo. Las voces se amplificaban más mientras Jack trepaba dificultosamente por las lianas y el espeso barro, pero no lograba comprender lo que decían. Los murmullos parecían de una lengua de origen latín; no eran sonidos fuertes como las lenguas germánicas, sino más bien suaves y armoniosas. Jack pensó por un momento en el idioma francés que poco había escuchado en su vida. Después de una hora de ir bordeando la cima, siguiendo un tramo sinuoso rumbo a lo alto de la montaña, la lluvia paró. Las nubes poco a poco se fueron marchando y la vista fue clara. Con la retirada del apabullante sonido de la fuerte lluvia se marcharon también las voces y murmullos suaves que lo atraían. Llegado a lo más alto, Jack consiguió visualizar el horizonte; el ocaso llegaba a su punto culmen y un sol naranja se fundía en el infinito mar. Las primeras estrellas se asomaban vagas y difusas. Las nubes negras se dispersaban a lo lejos y una brisa fresca aprimoraba una noche más en la jungla. Jack comprendió que los sonidos de la naturaleza a veces pueden llevar una mala pasada. Estaba mojado, solo, lejos de todo y sin comida. No sabía si habría vuelta.

2 comentarios:

Gabriel dijo...

me encanto la imagen gerardo, un pie de una estatua, parecen ruinas de una cultura antigua, la imaginacion vuela. Saludos de Gabriel(Brasil)

Noches de Bohemia dijo...

Gabriel, la imagen es de las ruinas de una antigua estatua que aparece en la isla de la Serie Lost; es un tipo de antiguo coloso egipcio. Aparece en las primeras temporadas de la serie, lo que le aporta al espectador una sensación de misterio que, como vos decis, lleva a la imaginación a volar. Creo que eso me atrapó desde el inicio; uno va descubriendo e imaginando un mundo oculto, una urdimbre intrincada que complementa a la serie. Saludos

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