En una época no muy lejana (no soy tan viejo como para que algunas cosas me parezcan lejanas) la frase “Noches de Bohemia” simbolizaba mi estado con la vida, la manera de afrontarla. La Noche era el refugio, era mi refugio y el de tantos otros que, como yo, la noche, la oscura noche, la solitaria noche, era el mejor reflejo del alma. Fueron, quizás, momentos negros donde no se distinguía bien el sinuoso camino por recorrer; camino aquel que todavía no sé si es el correcto, pero al fin, es un camino.

Bohemia es una palabra que tiene muchísimos significados de los cuales me identifico con poquísimos. Bohemia es más que nada la sustancia; toda noche consiste en algo.

Como un mal hábito, como esos vicios de temprana edad, de esos que son difíciles de deshacerse, vengo arrastrando, en pesada carga, esta frase “Noches de Bohemia” como un distintivo que me pertenece, que me es propio, pero a la vez, remoto, incierto y miserable.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Sobre mi pueblo



Comodoro Rivadavia tiene su nacimiento con el descubrimiento del petróleo a manos del General Mosconi, que simplemente buscaba agua en las muy profundidades de la tierra, allí, en lo más recóndito del suelo desértico que cubren estas tierras, que alguna vez, antes que la imponente cordillera surgiera de las entrañas de la tierra, eran tierras fértiles, de una humedad tremenda, donde nació la araucaria, y los grandes dinosaurios. Pero que lejos me estoy yendo en la línea de tiempo. Volviendo al amanecer del siglo XX, con el descubrimiento del petróleo, ese petróleo que movió todo el siglo, y que hasta ahora sigue movilizando, dándole su razón de ser, ese petróleo que tantas guerras causó, que tantas muertes provocó, tanto que contaminó y contamina nuestro planeta, que tanta fuente de trabajo dio también se puede decir; pero no le echemos culpa, ni cizañas, al viejo petróleo, la culpa no la tiene él, el hombre (o mejor podríamos decir, la ciencia, y con esto digo la conciencia, digo la razón, la razón positivista, iluminista, con el sujeto puesto en la centralidad, con la muerte de Dios) es el que con sus inventos, descubrimientos, su genialidad e imaginación, hizo de la humanidad dependiente del crudo néctar oscuro que emana de las profundidades de la tierra. En realidad no emana, el hombre tiene que ir a buscarlo, la tierra lo esconde, al petróleo, en lo más profundo de su ser, como ese algo tan preciado, ese legado prehistórico, ese valuarte del tiempo, que día a día va perdiendo, frente al saqueo del hombre, hombre pirata que nos legó Occidente (y con Occidente me refiero a Europa, porque América, y más precisamente Latinoamérica, pertenece a Occidente pero en la modalidad del saqueo, de la invasión, del repudio, del exterminio).
Comodoro Rivadavia ¿Alguien sabe por qué se llama Comodoro Rivadavia? Realmente conozco poco de este personaje, que quiero pensar, pertenece a nuestra historia, a la historia patagónica, y acá abro un umbral que es el río Colorado, que separa a nuestras tierras con la ciudad Puerto, porque quiero pensar que el “Comodoro” Rivadavia pertenece a la historia patagónica y no a la ciudad Puerto que vio en la Patagonia esa tierra inhóspita habitada por indígenas que la única razón de ser , la razón por la cual la Patagonia debía servir para la ciudad Puerto, era para el pastoreo, para los extensos territorios, para la ganadería extensiva.
Quiero dar un punto y aparte para decir que nuestra ciudad debería llamarse “El Chenque”, nombre mapuche o tehuelche, o las dos cosas (porque los mapuches conquistaron a los tehuelches, y con esto dejo en claro que nuestra tierra es una tierra de colonización, de recolonización y de infinitas “rerecolonizaciones”) que significa : “Cementerio de Indio”, y ese concepto es el que mejor le queda a este juntadero de angustias, a este cementerio de almas, porque, se me viene a la mente, la canción de Serrat, “Pueblo Blanco”, donde en el final de la canción, dice:
Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas
y atravezando lomas dejar mi pueblo atrás
juro por lo que fui que me iría de aquí.
Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.
Comodoro ya está dentro del huevo, de esa potencialidad que es el descubrimiento del petróleo, aquí, en el desierto. Comodoro está engendrado ya en la primera gota de crudo que surge y resurge hacia el exterior. Comodoro no es el mar, no es el Chenque, no es el viento, Comodoro es eso, la primera gota de crudo que Mosconi o quién lo haya visto, descubrió, lo palpó, lo manoseó, lo olió, sin saber, que era él quién daba a luz a lo más dramático que le puede ocurrir a este desierto: fundar una ciudad. Del petróleo surge YPF, de YPF surge un barrio, de una barrio surge una ciudad, una ciudad de agonías por ser una ciudad en el punto más remoto del desierto. Pero el hombre conquistador es así, se expande, con o sin sentido, pero se expande, coloniza.

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